Te daré un gran noticia: “No hay nada que entre a tu vida que no haya sido invitado antes”. Somos pura energía y según vibramos atraemos a nuestra vida distintas experiencias.
Cuando nos encontramos ante situaciones o conflictos concretos, nuestra respuesta más frecuente es tomar la salida que creemos más rápida para escapar de la misma, es decir, cortar por la tangente, porque esa experiencia o persona que nos genera mucho rechazo. Tendemos a preguntarnos ¿por qué?, por qué siempre encuentro este tipo de parejas, por qué mi hijo siempre tiene este tipo de comportamiento que me irrita tanto, etc; es decir, nos ponemos a realizar un análisis desde un programa de víctima de esa situación.
Lo importante de esas situaciones es que las atraemos nosotros porque necesitamos tener un aprendizaje o sanar alguna parte de nosotros y necesitamos vivir esas experiencias para lograrlo. El truco está en cambiar el por qué por el para qué. ¿ para qué estoy experimentando esta situación? ¿Qué aprendizaje tiene para mi?
Cuando algo nos genera rechazo, nuestro cuerpo nos invita a huir rápidamente, porque lo registra como una amenaza a nuestro bienestar. Nada más lejos de la realidad, todo lo que nos genera rechazo o nos molesta es la proyección de una parte de nosotros mismos que no tenemos aceptada y necesitamos verla fuera para reconocernos.
A lo largo de nuestra vida, por algún motivo social o por percepciones erróneas, hemos decidido colocar esa parte de nosotros en el cajón de sombras, en el cajón de las cosas que no nos gustan de nosotros mismos, porque creemos que no están bien determinados comportamientos o actitudes, o creemos que si tenemos. Generamos dualidades constantemente, es decir, por un lado toda cualidad que nos gusta de nosotros, lo que podríamos llamar nuestras luces, lo que nos gusta que los demás vean en nosotros, genera automáticamente una sombra, una cualidad que “tenemos” pero que rechazamos.ese comportamiento los demás no nos van a querer o no nos van a aceptar y nos vamos a sentir solos. Esta dualidad nos genera mucho sufrimiento, porque nos limita mucho a lo largo de nuestra vida mientras no aceptemos ambas partes; es como las dos caras de una moneda, uno no existe sin la otra, necesitamos ambas partes y por ese motivo tenemos que aceptarlas, hasta que no alcanzamos este nivel de aceptación no somos realmente libres de elegir y permanecemos en el día de la marmota. Esto significa que actuamos el 95% del tiempo desde nuestros programas automáticos, lo que nos llevan siempre a repetir una y otra vez los mismos comportamientos.
La buena noticia es que nuestro cerebro tiene una gran cualidad: es tremendamente plástico, es decir, que nuestro cerebro tiene una gran capacidad para cambiar su estructura y podemos salir de esos programas automáticos y con ello del "día de la marmota" y de las situaciones que nos provocan contracción emocional y se repiten una y otra vez. Tan solo hay que empezar a preguntarse para qué necesito vivir esta experiencia, qué me esta mostrando, qué aprendizaje tengo delante y no estoy viendo… y para responder la misma tengo que hacerlo desde el “sincericidio”, conectando con la verdad, mi verdad, si no consigo ser sincero conmigo mismo seguiré invitando a esa situación a mi vida, porque significará que sigo necesitando que me muestren esa parte de mi para sanarla, es como si se tratase de una película y le diese al play cada vez que llega al final de la historia.
Esas experiencias no están ahí para mantenerte en un estado de malestar o para que permanezcas en el modo víctima o en la parálisis por el análisis y mucho menos para que decidas “irónicamente” la salida rápida y cortes por la tangente y digo irónicamente, porque precisamente esas son las causas de continuar en el bucle una y otra vez. Esas experiencias están ahí para que tu transciendas, evoluciones y culmines ese aprendizaje.
El día de la marmota tiene salida. Cuando consigues ver tu “punto ciego” y abrir esa distorsión, y por tanto cambiar tus pensamientos y tu energía, tanto tus hijos, como tu pareja, o tus amigos o tus compañeros de trabajo o tu defequé siempre repiten un comportamiento y forman par de los personajes de la película que decides vivir cada “día de la marmota”, cambiarán como por arte de magia y dejará de repetirse la situación. No son ellos quienes deciden qué experiencia vas a tener, eres tu quien invita a tu vida esas situaciones para tener un aprendizaje. Cuando lo transciendes ya no lo necesitas y desaparece, como si despertarás y salieras del día de la marmota. Muchas veces no somos capaces de ver estos puntos ciegos nosotros mismo y necesitamos que un profesional nos ayude en el proceso, puedo asegurarte que cuando tienes acceso a la lógica distorsionada que te hace atraer esas situaciones el cambio se produce a gran velocidad.
La decisión que tienes que tomar es muy sencilla…¿te apetece salir del día de la marmota?¿te apetece sentir la libertad en toda su plenitud? ¿Te apetece pasar del miedo al amor? Si algo en tu interior te ha empujado a contestar ¡¡SIII!! ¡Ha llegado tu momento, el momento de despertar y asumir la responsabilidad de tu vida! ¿Te atreves?
La vida está diseñada para valientes que asumen su responsabilidad y salen del programa de víctima pasando del por qué al PARA QUÉ, los efectos secundarios que encontrarás serán: Empezar a vivir desde otro lado, dejando atrás el drama y viendo cada experiencia como una oportunidad de transcender una frontera de tu mente inconsciente, tirando esos muros la paz interior estará al alcance de tus manos.